Los castillos y los monasterios estaban rodeados por tierras destinadas a ser trabajadas por los campesinos quienes eran vasallos.
El vasallaje consistía en prestar un servicio al señor feudal
ya sea trabajando la tierra o también prestando un servicio político o militar.
Por ello podían ser vasallos los nobles y los plebeyos.
Ambas partes: señor-vasallo, se juraban fidelidad y no traicionarse por ningún motivo.
A esto se le llamaba ser leales, o bien, cultivar la virtud de la lealtad, esto era parejo tanto para
los señores feudales como para sus vasallos.
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